NINGUN SER HUMANO CONOCE TUS ETERNOS DESIGNIOS, OH CRISTO

• La Biblia dice: Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado.
• Porque como a mujer abandonada y triste de espíritu te llamó Jehová, y como a la esposa de la juventud que es repudiada, dijo el Dios tuyo.
• Por un  breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias.
• Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tu Redentor. 
• Porque esto me será como en los días de Noé, cuando juré que nunca más las aguas de Noé pasarían sobre la tierra; así he jurado que no me enojaré contra ti, ni te reñiré.
• Porque los montes se moverán los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti.
• Pobrecita, fatigada con tempestad, sin consuelo; he aquí que yo cimentaré tus piedras sobre carbunclo, y sobre zafiros te fundaré. 
• Oh mi Cristo, Tú si conoces al que en la gloria será bienaventurado, 
• porque hará morada contigo. 
• Nada obstaculizará tus indulgencias;
• porque siempre nos has profesado genuino amor,
• para que el alma de tus siervos en el Seol no pereciere, sino que traspasara la puerta del Edén .
• Y será, oh Señor, en el día del fin,
• cuando solo salvarás, a los que en tu santo nombre han tenido verdadera fe.
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• Oh Rey de reyes, 
• asidos permanecemos,
• a tus misericordias y favores. 
• Porque de la Sagrada Palabra, hemos sido consagrados heraldos.
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• Oh Cristo Jesús, 
• tu sinnumero de milagros, 
• asombraron a la humanidad, por su concluyente plenitud;
• y causaba perplejidad crearlos.
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• Oh Cristo Redentor,
• tu excelsa y sobrenatural obra la consumaste en la cruz del Calvario. 
• Y hasta en el ignoto universo se derramó el amor,
• que emanaba de tu glorioso santuario.
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• Oh Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo, 
• fuera de tu majestuoso nombre, ningún otro nombre puede salvar. 
• Y es que, la espada de tu Palabra es el Espíritu,
• y con sus excelsos filos a nuestra alma ha de juzgar.
•               Paz de Cristo