- Niños y viejos yacían por tierra en las calles; mis vírgenes y mis jóvenes cayeron a espada; mataste en el día de tu furor; degollaste, no perdonaste.
- Has convocado de todas partes mis temores, como en un día de solemnidad; y en el día del furor de Jehová no hubo quien escapase ni quedase vivo; los que crié y mantuve, mi enemigo los acabó.
- Oh mi Cristo, la grandiosidad de tu universal creación nos mostraste,
- para tener un meridiano conocimiento, de lo que por viles nos negó.
- Oh Alto y Sublime,
- la revelacion de tu poder es percibida por nuestros prodigiosos sentidos.
- Y a los impíos les resulta infame,
- ser por la Sagrada Palabra sometidos.
- Oh Santo de Israel,
- tus siervos más insignes, obran en precario con los eternos pensamientos de la Sagrada Escritura.
- Y será el don de la fe,
- el que nos dará la facultad de ser en Cristo una nueva criatura.
- Oh Fiel y Verdadero,
- nos asalta la duda a través de nuestra manifiesta inseguridad.
- Y no será glorioso nuestro paradero,
- sino obedecemos con celo la preceptiva verdad.
- Oh Eterno,
- nuestra humana enseñanza es pírrica en cuanto a la solvencia.
- Y no estará escrito nuestro nombre en el cielo;
- porque nuestra provisión, no ha lugar a la celestial excelencia.
- Paz de Cristo
sábado, 11 de febrero de 2023
LAMENTACIONES 2:21,22 EN CRISTO
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