SI SIENTES LA LIBERTAD EN EL HEDOR DE LO OBSCENO, HAS SEPULTADO A TU ALMA EN EL INFIERNO, ESCARNECIENDO POR ENÉSIMA VEZ AL CORDERO INMOLADO

• Jesús, enseña: Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto:
• Yo conozco tus obras, que ni eres frio ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!
• Pero por cuanto eres tibio, y no frio ni caliente, te vomitaré de mi boca.
• Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.
• Por  tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.
• Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete. 
• He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. 
• Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. 
• El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. 
• Oh mi Cristo, 
• osado es en tu adoración el que aparenta ser ferviente;
• pero por su hechos te obvia. 
• Este es el farisaico inmundo,
• que se reitera en las impostura sépticas. 
• Oh Señor, tu buscas al siervo que es consecuente, 
• y que permanece en tu santo compromiso. 
• Gracias te da, oh Rey de reyes, el discípulo probo, 
• que es tu fiel heraldo sin renuncias. 
• 
  
• Oh Hijo del Hombre, 
• Tú diste cumplimiento hasta la última jota y tilde, con la totalidad de las promesas y de los preceptos bíblicos. 
• Y exultantes glorificamos tu santo nombre, 
• por ser tus genuinos hijos.
• 
  
• Oh Santo de Israel, 
• en ti nunca hubo pecado.
• Y el que tus sagrados pasos siguiere, 
• será bienaventurado.
• 
  
• Oh Fiel y Verdadero, 
• Tú nos enviaste por toda la tierra,
• a que predicásemos el santo Evangelio, 
• para que ningún alma se perdiera.
• 
  
• Oh Sumo Alfarero, 
• en tu rueda hiciste de los seres humanos tu obra maestra.
• Y como Tú, oh Soberano Redentor, eres santo y perfecto;
• así el que persevere hasta el fin, su alma será santa y perfecta. 
•                  Paz de Cristo