Oh Cristo, el desierto del alma,
desea beber
tu agua Santa;
y saciarse, con la Gracia de creer.
desea beber
tu agua Santa;
y saciarse, con la Gracia de creer.
Oh Señor, tu agua de paz,
refleja el rostro
de santidad,
y la bienaventurada espiritualidad del gozo.
Oh Jesús, la simiente del agua,
convertiste en vino;
y el cambio de sustancia,
de tu poderoso milagro sobrevino.
Señor Jesucristo, por las aguas pasaste,
como una sólida senda;
y un prodigio inefable,
dejó tu Sagrada huella.
Omnipotente Señor,
separaste las aguas del mar;
para dar provisión de amor
al pueblo, que eternamente te quiere amar.
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