Ciega es la incredulidad;
y de Jesús,
fue la señal de eternidad,
que por su gloria hizo ver, al que vivía ausente de luz.
Si el corazón
de tu altar
recibe bendición: es que, a Cristo, en la oración
puedes amar.
La verdad te hace libre,
si crees en el Señor,
con la certidumbre
de permanecer en su amor.
La visión espiritual
se perfecciona en la fe;
y Cristo, es la llama celestial,
que permite ver al que no ve.
En la oscuridad,
luz es Jesucristo;
porque su autoridad
se manifiesta, en el eterno milagro del Señor vivo.
Paz de Cristo
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