Oh Cristo, Tú eres el fruto Eterno,
que a nuestro corazón dio Vida.
Guardados hemos sido por tu celo,
para ser de Gloria Eterna.
Oh Cristo Jesús, árbol de Vida
es tu espada encendida en el Edén del oriente.
Tu presencia de Eterna sabiduría,
es nuestro camino de poder solemne.
Oh Señor Jesucristo, nuestra desobediencia
dio paso al pecado.
Y del árbol de la ciencia del bien y del mal, comimos con insolencia
de su fruto Sagrado.
Oh Rey de reyes, nos hicimos aliados de las tinieblas,
obviando tu resplandor.
Del Paraíso, no hubo más sendas,
al ser presos del deshonor.
Oh Señor de señores, en el Calvario derramaste tu Sangre Preciosa,
para darnos Vida.
Y en la Luz de tu presencia,
vemos la Eternidad en nuestra alma encendida.
Paz de Cristo
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