Con la Ley, su justicia
no otorgaba bendición;
fue Jesucristo, por Gracia,
el que te perdonó, para ser de Salvación.
Por un hombre en desobediencia,
entró el pecado.
Y nuestra libertad, del Cielo fue excelencia,
por la sangre derramada de Jesús crucificado.
El diablo exhibía las actas,
que de transgresión nos acusaban;
pero en la cruz, con Jesucristo fueron clavadas.
Y por el consumador de la Fe, anuladas quedaron; porque su muerte, y redención las justificaban.
Reconciliate con el Señor,
y clamale de corazón;
para que su amor,
te revele bendición.
Nadie por sus obras
arrebatará la Gloria;
pero la balanza de Jesucristo, pesa las cosas justas,
para ser de tu alma la victoria.
Paz de Cristo
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