Oh Cristo, la pureza del corazón,
es provisión de Gloria.
En tu Unción,
oh Señor, tenemos Eterna victoria.
Oh Señor Jesucristo,
sublime es tu poder; sustancia de Sagrada textura.
El Santo Espíritu,
protege con celo, al que en tu Nombre es nueva criatura.
El preacuerdo es Jesús;
nada entre hermanos es contradictorio.
En su radiante Luz,
se fundamenta el Santuario.
Oh Señor de señores, derrama el Óleo Santo,
para ser llenos de tu amor.
Lenguas de fuego, sobrevinieron con un recio viento.
Y todos unánimes en oración, de Gracia, recibieron el consolador.
Oh Rey de reyes, el bienaventurado
es simiente Eterna.
Es el testigo fiel, que en tu camino ha perseverado,
con la esperanza de llegar a la Gloria Excelsa.
Paz de Cristo.
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