Oh Señor, el amor es la manifestación de la Estrella resplandeciente de la mañana,
que vive en la Eternidad del Santo Espíritu.
Y su pureza la guarda
el corazón de Jesucristo.
Oh Cristo, el gozo muestra la voluntad invariable a la circunstancia.
Impermeable a perpetuidad
es su blindada sustancia.
Oh Jesús, la paz, no es juzgada
por el entendimiento.
En el alma bienaventurada,
es visible su revestimiento.
Oh Cristo Jesús, la paciencia habita en un lugar,
que no pasa el tiempo.
Nadie la hace dudar,
de su apaciguado temperamento.
Oh Señor de señores, la benignidad es dueña
de la brisa inperceptible.
Siempre está dispuesta
a tratar lo perfectible.
Oh Rey de reyes, la bondad es la cúspide
del infinito.
Sirve
a lo más proscrito.
Oh Señor Omnipotente, la fe es la transformación
de lo irreal.
Lo que no se ve, a la sazón,
es perfecta provision Celestial.
Oh Redentor, la mansedumbre obra
en paralelo con el sosiego.
Nunca hay zozobra,
en su desvelo.
Oh Salvador, la templanza
estrecha su vinculo
con la belleza.
Se sustrae, con poderoso conocimiento,
a la impureza.
Paz de Cristo
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