Oh Señor, al derramar tu poderosa Unción,
en el desierto brota un vergel;
y sus rosas de salvación,
santificadas son por la fe.
Oh Cristo, diste forma a nuestra alma,
para vivificarla en misteriosa Majestad;
y ser predicadores de tu Palabra,
que guarda la Santa Verdad.
La Gloria se manifiesta
cada segundo de tu vida,
al que confiesa:
que por la muerte y Resurrección de Jesucristo, ha sido bendecida.
Verás lo sobrenatural,
si el corazón se eleva
de lo terrenal
al tercer Cielo, donde Jesús es el Rey de la Gracia Eterna.
La Salvación es tu meta.
Llenate de santidad;
y por el amor de Jesucristo, será manifiesta
la Eternidad.
Paz de Cristo.
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