- Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
- Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
- Oh Cristo, con tu admirable luz hemos de revertir toda maldad;
- para que cualquier vereda inmunda, se torne en nuestro recto camino.
- Oh Alto y Sublime,
- el paganismo ha disfrazado lo sagrado en un pensamiento vulgar.
- Y Tú, oh Señor, has condenado a los que hacen del santo Evangelio algo infame;
- explicitando en la Sagrada Escritura, que al gran Yo Soy por encima de todo hemos de amar.
- Oh Alfa y Omega,
- con la audible excelencia de nuestro corazón te habremos de escuchar.
- Para que nunca muestre su duda escéptica,
- en lo que debería ser su glorioso palpitar.
- Oh Cordero inmolado,
- no es, sino por fe que podamos entender tu ajusticiamiento en la cruz del Calvario.
- Y de ahí, parte la extrema dificultad de que el ser humano sea glorificado;
- porque su abyecta insolemnidad, no ha lugar en el eterno santuario.
- Oh Rey de la gloria,
- ninguna ignominiosa prebenda tuvo cabida en tu abominable martirio por la perversa humanidad.
- Y todo siervo aprobado en tu nombre, para que sea galardonado con la sobrenatural victoria,
- ha de pasar indefectiblemente, por su irreprensible sometimiento a la santísima verdad.
- Paz de Cristo
sábado, 22 de mayo de 2021
EFESIOS 6:14-16 EN CRISTO
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