- Oh Cristo,
- en pos de la mentira,
- no ve tu grandioso fruto el inicuo;
- y por su falta de sabiduría, estará asido a su tétrica vanidad de por vida.
- Oh Altísimo Señor Jesucristo,
- la excelencia de tu gloria, se torna en obsolescencia para el necio.
- ¿Será tal la imposibilidad, de que el Santo Espíritu,
- sea permeable para el mundo incrédulo?
- Oh Rey de reyes,
- de manera ancestral, es heredado por generaciones el obscurantismo.
- Y no obtienen de sus ídolos, sino vanos bienes,
- que dan fatuas alas, al que no renuncia a lo séptico y altivo.
- Oh Santo de Israel,
- Tú viniste a sacar del pozo hediondo, al que iba por el camino de muerte.
- Sin embargo, gran parte de la chusma te fue infiel;
- no entendiendo, que la vida eterna nos es dada por la revelación de tu santo nombre.
- Oh Cristo Redentor,
- no penetró en el corazón obsceno, la lanza que en la cruz del Calvario traspasó tu costado.
- Y brotó tu preciosa sangre, dándonos gracia; y brotó también el agua, que nos lavó con la Sagrada Palabra, oh Señor,
- para poder traspasar el glorioso umbral del bienaventurado.
- Paz de Cristo
miércoles, 26 de mayo de 2021
SIN SIEMBRA, NO HAY FRUTO EN CRISTO
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