- Oh mi Cristo, habitas la eternidad, porque tu omnipresencia es per se;
- y llenas lo pequeño en la inmensidad, y la inmensidad de lo pequeño.
- Eres, oh Señor, la fuente eterna que sacia la sed,
- del que holló la ardiente arena del desierto.
- Oh Sumo Redentor,
- en tu amada Iglesia, viven los siervos perfectos.
- Y revestidos de excelso amor,
- moraran en los gloriosos cielos.
- Oh Altísimo Señor Jesucristo,
- del universo Tú eres el templo.
- Y es que,
- el Santo Espíritu,
- todo lo sustenta con su sobrenatural cimiento.
- Oh Rey de reyes,
- tu obra maestra, se obstina en lo más necio;
- cuando, oh Señor, si procede al arrepentimiento; Tú le provees,
- de la gloria eterna en el día postrero.
- Oh Santo de Israel,
- Tú te manifestaste en carne, para darnos salvación.
- Pero la codiciosa humanidad, sumida en su nimio y entenebrecido poder;
- no permite, oh Alfa y Omega, que tu majestuosa luz, traspase su endurecido corazón.
- Paz de Cristo
sábado, 29 de mayo de 2021
NO HAY OTRO ESPACIO SOBRENATURAL, SINO EN CRISTO
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