- Oh mi Cristo,
- únicamente en tu majestuoso nombre se define meridianamente la prueba.
- Y es que, nadie pudo vencer a tu Santo Espíritu;
- porque al imperio de la muerte venciste con tu muerte, para darnos vida nueva.
- Oh Cordero inmolado,
- ¿quién ha dado a tu crucifixión la transcendencia del valor eterno?
- ¿Quién se opone con determinación, oh Señor, a que sigas siendo escarnecido y vituperado?
- ¿Será qué el pensamiento y la intención de nuestro endurecido corazón, sigue postulandose en el interregno?
- Oh Cristo Redentor,
- ¿sabemos qué toda la abyecta humanidad, traspasó con los clavos del pecado tus pies y tus manos en la cruz del Calvario?
- Esta fue la obra perfecta de inconmensurable amor,
- oh Rey de la gloria, para redención de cada una de las viles almas, cuando descendiste del glorioso santuario.
- Oh Cristo Jesús,
- Tú nos reconciliaste con el Padre.
- Y el resplandor de tu admirable luz,
- se hizo en nuestros corazones palpable.
- Oh Altísimo Señor Jesucristo,
- el derramamiento de tu preciosa sangre hizo el nuevo pacto de la gracia.
- Y en el santo nombre de Jesús fueron sepultados nuestro pecados en el bautismo,
- para darnos salvación y vida eterna.
- Paz de Cristo
jueves, 23 de junio de 2022
EL LÍMITE DE LA PRUEBA ESTÁ EN CRISTO
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