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sábado, 4 de junio de 2022

PERDER TU GLORIA ES LA MÁS EXECRABLE IGNOMINIA, OH CRISTO

  • Oh mi Cristo, 
  • tu misión redentora por toda la humanidad, la consumaste en la cruz del Calvario. 
  • Y este perfecto sacrificio;
  • lo hizo Dios mismo manifestado en carne, al bajar del eterno santuario.

  • Oh Santo de Israel, 
  • tu río de gracia aún discurre por los abismales precipicios de la tierra.
  • Y recibirá su gloria el que en Jesucristo pueda creer;
  • siendo bautizado por inmersión en su santo nombre, y de todos sus pecados se arrepienta. 

  • Oh Hijo del Hombre, 
  • sufriste la alevosa y vil traición de ser entregado, por treinta miserables monedas de plata.
  • Y Tú, oh Rey de reyes, por amor de tu nombre, 
  • diste desde la cruz al mundo el majestuoso perdón, que da vida al que a tus gloriosos pies se quebranta.

  • Oh Sumo Alfarero, 
  • de una misma sangre hiciste a toda la humanidad.
  • Pero será en el día postrero, 
  • cuando separes a las ovejas de los cabritos, para salvación o condenación por la eternidad. 

  • Oh  Soberano Señor y Salvador Jesucristo, 
  • Tú creaste al ser humano, para que postrado a tus santísimos pies te diera honra y gloria.
  • Pero únicamente los siervos que se hayan arrepentido con quebrantamiento de espíritu, 
  • serán, oh Señor, los que reciban la corona de la eterna victoria. 
  •                    Paz de Cristo 

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