- Oh mi Cristo,
- tu misión redentora por toda la humanidad, la consumaste en la cruz del Calvario.
- Y este perfecto sacrificio;
- lo hizo Dios mismo manifestado en carne, al bajar del eterno santuario.
- Oh Santo de Israel,
- tu río de gracia aún discurre por los abismales precipicios de la tierra.
- Y recibirá su gloria el que en Jesucristo pueda creer;
- siendo bautizado por inmersión en su santo nombre, y de todos sus pecados se arrepienta.
- Oh Hijo del Hombre,
- sufriste la alevosa y vil traición de ser entregado, por treinta miserables monedas de plata.
- Y Tú, oh Rey de reyes, por amor de tu nombre,
- diste desde la cruz al mundo el majestuoso perdón, que da vida al que a tus gloriosos pies se quebranta.
- Oh Sumo Alfarero,
- de una misma sangre hiciste a toda la humanidad.
- Pero será en el día postrero,
- cuando separes a las ovejas de los cabritos, para salvación o condenación por la eternidad.
- Oh Soberano Señor y Salvador Jesucristo,
- Tú creaste al ser humano, para que postrado a tus santísimos pies te diera honra y gloria.
- Pero únicamente los siervos que se hayan arrepentido con quebrantamiento de espíritu,
- serán, oh Señor, los que reciban la corona de la eterna victoria.
- Paz de Cristo
sábado, 4 de junio de 2022
PERDER TU GLORIA ES LA MÁS EXECRABLE IGNOMINIA, OH CRISTO
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