- ¿Quién como el sabio? ¿Y quién como el que sabe la declaración de las cosas? La sabiduría del hombre ilumina su rostro, y la tosquedad de su semblante se mudará.
- Te aconsejo que guardes el mandamiento del rey y la palabra del juramento de Dios.
- Oh mi Cristo, la Sagrada Palabra de todo mal preservará,
- a los auténticos discípulos que obedecen sus bíblicos preceptos.
- No te apresures a irte de su presencia, ni en cosa mala persistas; porque él hará todo lo que quiere.
- Pues la palabra del rey es con potestad, ¿y quién le dirá: ¿Qué haces?
- Oh Santo, un advenedizo es el que pretende,
- hacer cualquier distorsión de tus sagrados bienes.
- El que guarda el mandamiento no experimentará mal; y el corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio.
- Porque para todo lo que quisieres hay tiempo y juicio; porque el mal del hombre es grande sobre él;
- pues no sabe lo que ha de ser; y el cuándo haya ser, ¿quién se lo enseñará?
- Oh Altísimo Jesucristo,
- Tú eres el autor y consumador de la fe.
- Y el que reciba la gracia de creer; será el siervo digno, que con ella misma exhortará.
- No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte; y no valen armas en tal guerra, ni la impiedad librará al que la posee.
- Todo esto he visto, y he puesto en mi corazón en todo lo que debajo del sol se hace; hay tiempo en que el hombre se enseñorea del hombre para mal suyo.
- Oh Hijo del Hombre, nuestra propia gloria es la que nos envanece;
- porque con el errático deambular, desechamos lo doctrinalmente puro.
- Paz de Cristo
miércoles, 31 de enero de 2024
ECLESIASTÉS 8:1,2 EN CRISTO
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