- Oh mi Cristo,
- tu visitación a la humanidad no ha sido para ningunear la sana doctrina.
- Y es que, para preservar el fruto del Espíritu,
- hay que guardar celosamente,oh Señor, tu enseñanza prístina.
- Oh Santo de Israel,
- la cobarde impostura, tiene su origen en el ocio irreverente.
- Porque el cristiano lleva a gala con la Cristocéntrica fe,
- contemplar lo actos mundanos de forma complaciente.
- Oh Cristo Jesús,
- las deleznables mascaras son la antítesis del Evangelio de la gracia.
- Es tanto, oh Rey de la gloria, como confrontar la siniestra obscuridad a tu majestuosa luz,
- en la Sagrada Palabra.
- Oh Sumo Alfarero,
- tal es la obscena actitud del ser humano,
- que en tu sobrenatural rueda le diste un espíritu nuevo,
- para que su ambigüedad no le sumiera en el hedor del inmundo fango.
- Oh Hijo del Hombre,
- tu Sagrada Escritura no conduce a la ambivalencia.
- Y en la invocación del nombre que es sobre todo nombre,
- se hacen genuflexas las rodillas, oh gran Yo Soy, que claman con su ferviente oración tu clemencia.
- Paz de Cristo
miércoles, 10 de enero de 2024
LA SÉPTICA IDOLATRÍA ASOLA LOS CIMIENTOS EN CRISTO
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