- Oh mi Cristo,
- no fue óbice ninguna abominación,
- para que en la cruz del Calvario,
- se consumara tu inmolación.
- Oh Rey de la gloria,
- la angostísima senda,
- propició tu excelsa victoria,
- para redimir a la profana humanidad séptica.
- Oh Fiel y Verdadero,
- en tu ministerio público,
- innumerables milagros precedieron a tu muerte, sepultura y resurrección, antes de subir al cielo,
- bendiciéndonos desde tu trono regio.
- Oh Rey de reyes,
- la rodilla del impostor ser humano no se muestra genuflexa,
- por tus desmesuradas dádivas celestiales,
- en el cumplimiento de tu bíblica promesa.
- Oh gran Dios,
- con invariable firmeza impertérrita,
- estamos tus auténticos heraldos,
- para anunciar sin desmayo las buenas nuevas de salvación eterna.
- Paz de Cristo
viernes, 19 de enero de 2024
SÉ IMPERTÉRRITO ANTE EL MALIGNO EN CRISTO
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