- Oh mi Cristo,
- el conocimiento de la Sagrada Palabra,
- ensancha del siervo su espíritu,
- al saber que el Rey de reyes le ama.
- Oh Santo de Israel,
- en tu ministerio público,
- el poder de la fe,
- se desbordó de forma irreversible en el inicuo.
- Oh Cristo Jesús,
- fue tu imperecedera gracia,
- con su majestuosa luz,
- la que dio provisión al alma.
- Oh Rey de la gloria,
- somos tus verdaderos heraldos,
- los que testificamos en tu memoria,
- al haber sido por tu glorioso nombre santificados.
- Oh Eterno,
- nada nos privará,
- de traspasar el umbral del cielo;
- porque nuestra santidad, imperecederamete a la postre obrará.
- Paz de Cristo
sábado, 27 de enero de 2024
LA NOTORIA MALDAD EN EL SER HUMANO, SE DEVALÚA CUANDO CREE EN CRISTO
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