- Oh mi Cristo, en tu sublime verdad,
- buscaban los fariseos la ignominiosa mentira.
- Y era en tu sobrenatural santidad,
- oh Rey de reyes, donde tenían que haber puesto su irreverente expectativa.
- Oh Santo,
- el paganismo en su obscuridad, tiene la obsesión de descubrir tu impostura.
- Y aún con la grandiosa sabiduría de lo alto;
- no verían en tu majestuoso nombre, una ínfima fisura.
- Oh Cristo Redentor,
- en tu inmolación en la cruz del Calvario, no tuviste el más nimio resentimiento;
- porque estando muertos en delitos y pecados, oh Altísimo Cristo,
- nos ofrendaste sin reservas tu excelso amor.
- Oh Alfa y Omega,
- Tú eres el primero y el último, el principio y el fin.
- Y el que de la única y gloriosa verdad reniega;
- con trémula confusión imperecedera, en el infernal lago, oh Eterno, cautivo estará sin ti.
- Paz de Cristo
domingo, 14 de enero de 2024
LA MENTIRA, NECIA EXPECTATIVA EN CRISTO
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