ECLESIASTÉS 11:1,2 EN CRISTO
- Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás.
- Reparte a siete, y aun a ocho; porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra.
- Oh mi Cristo, del maligno siempre nos librarás,
- con tu inexpugnable y excelsa diestra.
- Si las nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la derramarán; y si el árbol cayere al sur o al norte, en el lugar que el árbol cayere, allí quedará.
- El que el viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará.
- Oh Santo de Israel, tu gracia nos amparará,
- y la Sagrada Palabra nos santificará.
- Como tú no sabes cual es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas.
- Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque no sabes cuál es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno.
- Oh Hijo del Hombre, prodigiosas son las obras,
- que estan engranadas en el preciso y precioso universo.
- Suave ciertamente es la luz, y agradable a los ojos ver el sol;
- pero aunque un hombre viva muchos años, y en todos ellos tenga gozo, acuérdese sin embargo que los días de las tinieblas serán muchos. Todo cuanto viene es vanidad.
- Oh gran Dios,
- nadie te verá, que no se haya revestido de santidad.
- Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios.
- Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad.
- Oh Sumo Hacedor, son tus siervos consagrados,
- los que moraran contigo, oh gran Yo Soy, en la gloriosa eternidad.
- Paz de Cristo
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