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martes, 12 de septiembre de 2023

CON LA AMBIGÜEDAD PROPIA DEL SER HUMANO, NO ES POSIBLE PERSEVERAR EN CRISTO

  • La Biblia incide: ¿De qué sirve la escultura que esculpió el que la hizo? ¿la estatua de fundición que enseña mentira, para que haciendo imágenes mudas confíe el hacedor en su obra?
  • ¡Ay del que dice al palo: Despiértate; y a la piedra muda: Levántate! ¿Podrá él enseñar? He aquí está cubierto de oro y plata, y no hay espíritu dentro de él. 
  • Mas Jehová está en su santo templo; calle delante de él toda la tierra. 
  • Oh mi Cristo, es tu bendita presencia la que a nuestro espíritu perfecciona,
  • para ahondar en el grandioso privilegio de serte fiel.
  • Y de tu mano estoy asido, oh Señor, para ser uno contigo en la senda eterna.

  • La Biblia constata: Rociad, cielos, de arriba, y las nubes destilen justicia; háganse brotar juntamente. Yo Jehová lo he creado.
  • ¡Ay del que pleitea con su Hacedor! ¡el tiesto con los tiestos de la tierra! ¿Dirá el barro al que lo labra: ¿Qué haces?; o tu obra: ¿No tiene manos?
  • ¡Ay del que dice al padre: ¿Por qué engendraste? y a la mujer: ¿Por qué diste a luz?!
  • El que crea en tu majestuoso nombre será bienaventurado.
  • Y en el día postrero, recibirás en los cielos a la única y verdadera Iglesia de los santos. 
  • oh Cristo Jesús, 

  • La Biblia enseña: No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. 
  • Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. 
  • No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.
  • Oh Santo de Israel, sólo en santidad perseverará, 
  • el que haya loado tu presencia, 
  • anunciando la Sagrada Palabra a los doctrinalmente reprobados.

  • Oh Sumo Alfarero, 
  • la transformación en tu sagrada rueda,
  • del que ha vivido en la sordidez de lo profano,
  • da idea de la inusitada grandiosidad de tu excelsa diestra. 
  •  
  • Oh Eterno, 
  • en tu venida, nunca podrá existir tardanza.
  • Y es que, aún no has cerrado la puerta del celestial reino;
  • porque te resistes a dar por concluida la gloriosa asignación de la bienaventurada esperanza. 
  •              Paz de Cristo 

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