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martes, 5 de septiembre de 2023

POR MÁS RETORCIDAS QUE SEAN TUS IDEAS, NO SERÁ ÓBICE PARA LA PERFECTA SENTENCIA EN CRISTO

  • Jesús, dijo: No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.
  • Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.
  • Oh mi Cristo, todos los siervos que han interiorizado tu gracia, en el día postrero serán bienaventurados,
  • porque han dado a conocer la Sagrada Palabra, con un ferviente y acrisolado sentir.

  • La Biblia enfatiza: Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo.
  • Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales casas es según verdad.
  • ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios?
  • ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?
  • Oh Cristo Altísimo, 
  • el que se blinda en su impostura, pensando que obra en santidad.
  • Y obvia la rigurosa observancia de los auténticamente consagrados;
  • le va a ser muy difícil renunciar, a su pernicioso atavismo. 

  • La Biblia enseña: Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos.
  • Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según  sus obras.
  • Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras.
  • Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Ésta es la muerte segunda. 
  • Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. 
  • Oh gran Dios, tu grandiosa misericordia, ha dado salvación a tus genuinos siervos. 
  • Pero el fiel de tu sagrada balanza, pesó el vil   corazón de las malvadas,
  • y alienadas hordas.
  • Y no tuviste para ellas, ni una brizna de tu clemencia majestuosa,
  • siendo pasto sus inicuas almas del imperecedero infierno. 

  • Oh Sumo Hacedor, 
  • tus doctas y bellas enseñanzas, han sido predicadas hasta los confines de la tierra. 
  • Y no ha habido más sublime amor, 
  • que el de tu excelsa diestra. 

  • Oh Cristo de la gloria,
  • el tiempo de tu venida, será al clarear la mañana. 
  • Y los que hemos testificado en tu bendita memoria, 
  • anhelamos el arrebatamiento de tu amada Iglesia; sin arruga, y sin mancha. 
  •           Paz de Cristo 

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