- La Biblia dice: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
- Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación;
- que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.
- Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
- Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos justicia de Dios en él.
- Oh mi Cristo, elevamos nuestras oraciones al trono de la gracia, para reconocernos en tus piedades como inexpugnables fortalezas.
- Y porque nuestra indubitable lección,
- ha sido, oh Señor, tu majestuoso perdón;
- habiendo sido a la postre santificados,
- por el glorioso don de la fe.
- La Biblia enseña: Así, pues, nosotros como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios.
- Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te he socorrido.
- He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.
- Oh Rey de reyes, la celestial gracia que de tu eterno santuario recibimos,
- en nuestro espíritu ha permanecido;
- expiaste en el abominable sacrificio de cruz nuestra iniquidad, dándonos la perfecta e inconmensurable redención.
- La Biblia incide: Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.
- Sobrellevar los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.
- Porque el que se cree algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña.
- Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro;
- porque cada uno llevará su propia carga.
- Oh Santo de Israel, en tu propósito de gloria nos has concernido, para en el día postrero traspasar el umbral del bienaventurado.
- Oh Santo Espíritu, nuestro clamor se expande en el firmamento,
- porque separados de tu presencia no somos nada.
- Y únicamente nuestro verdadero socorro,
- será el conocimiento de la Escritura Sagrada.
- Oh Cristo Redentor,
- en tu inmolación voluntaria,
- sentimos que de tu Espíritu emanaba el más excelso amor,
- para redención y justificación de nuestra ancestral pecaminosidad atrabiliaria.
- Oh Eterno,
- el profano vierte su falsaria obscenidad,
- y piensa que tiene cabida en el cielo;
- cuando es diametralmente opuesta a la Cristocéntrica verdad.
- Paz de Cristo
jueves, 14 de septiembre de 2023
TÚ ERES EL JUSTO, OH CRISTO
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