- Aconteció que otro día vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás vino también entre ellos presentándose delante de Jehová.
- Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondió Satanás a Jehová, y dijo: De rodear la tierra, y de andar por ella.
- Oh mi Cristo, en tu excelsa gloria nada me faltará.
- Sin embargo en el lago de fuego y azufre, despiadada será la vileza.
- Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retien su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa?
- Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida.
- Oh Rey de la gloria,
- haz que sea consubstancial en Job, tu celestial prerrogativa.
- Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia.
- Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida.
- Oh Cristo Jesús, tu misericordia de excelencia,
- siempre le será a Job propicia.
- Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza.
- Y tomaba Job un tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio de ceniza.
- Oh Alfa y Omega, con tu aquiescencia;
- su intrínseca maldad, el diablo agudiza.
- Entonces le dijo su mujer; ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete.
- Y él dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.
- Oh Sumo Hacedor, haz que no se desaliente;
- porque a tu siervo Job, siempre se le reconocerá entre los más santos.
- Y tres amigos de Job, Elifaz temanita, Bildad suhita, y Zofar naamatita, luego que oyeron todo este mal que le había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar; porque habían convenido en venir juntos para condolerse de él y para consolarle.
- Los cuales, alzando los ojos desde lejos, no lo conocieron, y lloraron a gritos; y cada uno de ellos rasgó su manto, y los tres esparcieron polvo sobre sus cabezas hacia el cielo.
- Así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que su dolor era muy grande.
- Oh Hijo del Hombre,
- lo que le ha sucedido y sucederá a Job, esboza lo que en parte es el infierno;
- para que no nos sustraigamos, oh Cordero inmolado, del martirio que pareciste en la cruz del Calvario, siendo indubitablemente inocente.
- Paz de Cristo
jueves, 21 de septiembre de 2023
JOB 2:1,2 EN CRISTO
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