- Jesús, dijo: Cuando fueres convidado por alguno a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que tú esté convidado por él,
- y viniendo el que te convidó a ti y a él, te diga: Da lugar a éste; y entonces comiences con vergüenza a ocupar el último lugar.
- Mas cuando fueres convidado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba; entonces tendrás gloria delante de los que se sientan contigo a la mesa.
- Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido.
- Oh mi Cristo, el que verdaderamente se humilla, es porque en tu majestuoso nombre cree;
- y concernido por tu gloria, oh Señor, al fin ha podido amar.
- Y es que, en tu bíblica promesa,
- se reconoce eternamente bendecido.
- Jesús, enfatiza: Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo.
- Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.
- Porque ¿quién se vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?
- No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él,
- diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar.
- ¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil?
- Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz.
- Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.
- Oh Rey de reyes, Tú eres el único frontispicio,
- de mi destino santísimo.
- Y es que, preciso y precioso será tu propósito en mi obra,
- por y para fe.
- Y así podré adorar,
- en la gloria sin fin,
- oh gran Yo Soy, tu santa faz,
- para estar asido, oh Omnipotente, a tu eterno vínculo.
- La Biblia dice: Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,
- el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
- sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
- y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
- Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,
- para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están e los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;
- y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
- Oh Santo de Israel,
- ante tu majestuosa plenituz,
- será propicia la humanidad a humillarse.
- Porque de tus sagrados mimbres,
- oh Cristo Altísimo, emana tu inaccesible luz.
- Porque, oh Hijo del Hombre,
- es en tu excelsa diestra, de donde lo prístino parte.
- La Biblia enseña: Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;
- echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
- Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;
- al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.
- Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después de que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.
- A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
- Oh Fiel y Verdadero,
- de tu reino siervos somos.
- Y clamamos a Cristo Jesús, para que en su santo nombre, sus heraldos podamos con el Padre reconciliar,
- al espiritualmente moribundo.
- Oh gran Dios, que tu radiante luz en el profano corazón resplandezca,
- para que el fruto del fin, sea regocijarse en el celestial Edén.
- Oh Santo,
- el ser humano está sometido a una alienación ancestral,
- porque no puede discernir la sabiduría de lo alto;
- aun fluyendo como un río desbordado, por el cauce inconmensurable del llamado celestial.
- Paz de Cristo
domingo, 24 de septiembre de 2023
EL FRUTO DE TU HUMILLACIÓN CONFIRMARÁ QUE TÚ ESTÁS EN CRISTO
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