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lunes, 4 de septiembre de 2023

LO PERFECTO ESTÁ EN CRISTO

  • La Biblia enseña: Y vino palabra de Jehová, diciendo:
  • He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí? 
  • Oh Santo de Israel, hasta en el paganismo han terminado entendiendo,
  • que Tú eres el primero y el último, el principio y el fin.

  • La Biblia incide: Estaba hablando aún, cuando vino uno de casa del principal de la sinagoga a decirle: Tú hija ha muerto; no molestes más al Maestro.
  • Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva.
  • Entrando en la casa, no dejo entrar a nadie consigo, sino a Pedro, a Jacobo, a Juan, y al padre y la madre de la niña.
  • Y lloraban todos y hacían lamentación por ella. Pero el dijo: No lloréis; no está muerta, sino que duerme.
  • Y se burlaban de él, sabiendo que estaba muerta. 
  • Mas él, tomándola de la mano, clamó diciendo: Muchacha, levántate. 
  • Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y él mandó que se le diese de comer. 
  • Y sus padres estaban atónitos; pero Jesús les mandó que a nadie dijesen lo que había sucedido. 
  • Oh Fiel y Verdadero,
  • en tu gracia se manifiesta la gloria, 
  • cuando la vida es extinta. 
  • Y es que, cuando el Señor Todopoderoso nos asiste,
  • lo que a priori se torna en obscuridad, con su excelsa diestra, 
  • lo resucita en un de repente;
  • para que lo que ya no era, vuelva a ser,
  • lo que antes había sido. 

  • La Biblia sentencia: ¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados?
  • ¿Quién enseñó al Espíritu de Jehová, o le aconsejo enseñándole?
  • ¿A quién pidió consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, o le enseñó ciencia, o le mostró la senda de la prudencia?
  • He aquí que las naciones le son como la gota de agua que cae del cubo, y como menudo polvo en las balanzas le son estimadas; he aquí que hace desaparecer las islas como polvo.
  • Oh gran Rey, en tu reino celestial; no existe cabos sueltos, con tu excelsa diestra los ataste todos.
  • Nada pudimos añadirle, 
  • oh Señor, a tu Sagrada Palabra que a la invisibilidad, la transformó en visible excelencia,
  • para ser de facto el prodigioso universo.

  • Oh Santo,
  • en la universal grandiosidad,
  • irrumpió el ser humano; 
  • para ultrajar de forma errática, a la perfecta y única y verdad. 

  • Oh Eterno,
  • en tu creación, 
  • no hubo impostura, todo se enseñoreaba de su cuño nuevo;
  • por emanar de tu bendita gloria, su precisa y preciosa perfección. 
  •              Paz de Cristo 

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