- Mas no quitaré de él mi misericordia, ni falsearé mi verdad.
- No olvidaré mi pacto, ni mudaré lo que ha salido de mis labios.
- Oh mi Cristo, nada te es impedimento para tu magnanimidad;
- porque tus justos juicios, indubitablemente siempre son sabios.
- Una vez he jurado por mi santidad, y no mentiré a David.
- Su descendencia será para siempre, y su trono como el sol delante de mí.
- Como la luna será firme para siempre, y como un testigo fiel en el cielo.
- Oh Rey de reyes, de tu heredad es el linaje de profunda raíz;
- porque un vínculo glorioso tiene afin,
- preservándola con un espiritual celo.
- Mas tú desechaste y menospreciaste a tu ungido, y te has airado con él.
- Rompiste el pacto de tu siervo; has profanado su corona hasta la tierra.
- Oh Santo, Tú eres el autor y consumador de la fe.
- Y la grandiosidad de tu universal obra, la define tu voluntad bendita.
- Aportillaste todos sus vallados; has destruido sus fortalezas.
- Lo saquean todos los que pasan por el camino; es oprobio a sus vecinos.
- Oh gran Dios, nítido es el devenir de tus angostas sendas,
- y las encrucijadas de tus sagrados caminos.
- Has exaltado la diestra de sus enemigos; has alegrado a todos sus adversarios.
- Embotaste asimismo el filo de su espada, y no lo levantaste en la batalla.
- Hiciste cesar su gloria, y echaste su trono por tierra.
- Has acortado los días de su juventud; le has cubierto de afrenta.
- Oh gran Yo Soy, para entrar en tus santuarios,
- condición indispensable será dar una piadosa talla.
- Y refugiarse en tu excelsa diestra,
- Oh Soberano Señor, nos librará de una severa sentencia.
- Paz de Cristo
sábado, 30 de septiembre de 2023
SALMO 89:33,34 EN CRISTO
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario