- ¡Oh Jehová, cuanto se han multiplicado mis adversarios! Muchos son los que se levantan contra mí.
- Muchos son los que dicen de mí: No hay para él salvación en Dios.
- Oh mi Cristo, Tú pesarás los corazones en el día del fin.
- Y sólo traspasaran el umbral del paraíso, oh Señor, los siervos que hubieres coronado por ser santos.
- Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; mi gloria, y el que levanta mi cabeza.
- Con mi voz clamé a Jehová, y él me respondió desde su monte santo.
- Oh Fiel y Verdadero, nadie carente de espiritual pureza,
- jamás interiorizará el glorioso regocijo de ser salvo.
- Yo me acosté y dormí, y desperté, porque Jehová me sustentaba.
- No temeré a diez millares de gente, que pusieren sitio contra mí.
- Oh Rey de la gloria,
- nada se antepone a tu excelsa diestra; porque en la victoria del campo de batalla, su gloriosa bendición siempre reconocí.
- Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío; porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla; los dientes de los perversos quebrantaste.
- La salvación es de Jehová; sobre tu pueblo sea tu bendición.
- Oh Santo de Israel, al sobrenatural cielo Tú te alzaste;
- pero antes, habías asignado a tus probos heraldos la gran comisión.
- Oh Alfa y Omega,
- en tu meditación sobre nuestra orfandad, tomaste la grandiosa decisión de enviarnos el Consolador.
- Y es que, necesitamos entre tantas tinieblas que nos guie tu presencia:
- para encaminarnos hasta lo mas recóndito de la tierra, predicando la belleza del amor.
- Paz de Cristo
martes, 26 de septiembre de 2023
SALMO 3:1,2 EN CRISTO
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