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sábado, 16 de septiembre de 2023

JAMÁS TENDRÁ DUDAS EL QUE ADORARE TU MAJESTUOSO NOMBRE, OH CRISTO

  • La Biblia dice: Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar.
  • Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. 
  • Pero enseguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!
  • Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.
  • Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. 
  • Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!
  • Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
  • Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento.
  • Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios. 
  • Oh mi Cristo, estar a tu lado es un gozo sin par.
  • Es en tu gracia, donde se manifiesta la indubitable  asignación cabal de todo remedio.
  • De los que confiadamente habéis creido, en ninguna duda caeréis;
  • porque de tus benditas palabras, 
  • oh Eterno, emanó la sobrenatural luz.
  • Y es que, ante una situación de pavor, el ser humano, oh Señor, siempre te dirá: ¡Socórreme!
  • Pero en ningún momento, podrá haber dudas de tu parte.
  • Y siempre recibirá el celestial aliento,
  • del que creó a los seres inconversos y a los consagrados.

  • La Biblia constata: Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos, cuando Jesús vino.
  • Le dijeron, pues, los otro discípulos: Al Señor hemos visto. Él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré. 
  • Ocho días después, estaban otra vez sus discipulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. 
  • Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
  • Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío y Dios mío!
  • Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.
  • Oh Cristo Altísimo, 
  • es imposible interiorizar tu excelsa gloria sin fe.
  • Y de esta incredulidad se jactan un sinnumero de paganos;
  • y no le resta a tu espíritu, sino la conmoción ante la verdad que es de repente,
  • cuando tus ojos con estremecimiento están viendo más allá del infinito;
  • y postrados desde entonces a adorar al Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo, sin tiempo se dispusieron.

  • La Biblia enseña: Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; 
  • entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,
  • porque nunca la profecía fue traida por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. 
  • Oh Rey de reyes y Señor de señores, 
  • indispensable le es a nuestra alma la revelación de la Sagrada Palabra,
  • para que su bendición sea consumada por el Alto y Sublime que habita la eternidad, en el que hubiere de ser salvo.

  • Oh Alfa y Omega, 
  • un solo propósito, 
  • tiene la senda gloriosa del alma: 
  • que es desterrar las dobleces, cuando tu indeleble decisión es creer en Jesucristo. 

  • Oh Sumo Hacedor,
  • toda duda es inexistente para el que anhela ser salvo. 
  • Y es que, Tú tienes que dar tanto amor,
  • como el que nos dio el que de Israel es Santo. 
  •            Paz de Cristo 

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