Pero tú se sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.
No en vano, Jesús, dijo: Id y predicad el Evangelio, hasta lo último de la tierra.
Este es un grandioso privilegio.
Y se ha de instar a tiempo y fuera de tiempo; y redargüir, reprender y exhortar a toda alma inconversa.
Sé firme en los designios inescrutables de Cristo Jesús,
y sigue indefectiblemente sus sagradas huellas.
Que ninguna ociosa distracción te aparte de su admirable luz;
porque, oh Rey de reyes, es tal tu magnificencia, que en el infinito universo has puesto nombre a todas las estrellas.
Te serán de tropezadero los tibios,
en las más insospechadas vicisitudes del camino.
Pero has de mirar inequívocamente al frente, para que el timón del arado haga los surcos rectos,
en el santísimo nombre del Señor Jesucristo.
Muchos serán los llamados y pocos los escogidos.
Porque la circuncisión del corazón, ha de ser completada por el autor y consumador de la fe.
Los que verdaderamente hemos creído, oh Cristo, en tu muerte, sepultura y resurrección seremos en el día postrero redimidos;
porque vemos por el Espíritu, lo que el mundo no ve.
Los discípulos preguntaron a Jesús: ¿Quién, pues, podrá ser salvo?
Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible.
En santidad han de vivir, oh Señor, tus siervos consagrados;
porque en tu gloria solo morará el alma incorruptible.
Paz de Cristo
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