Id, pues, y aprended lo que significa esto: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.
Dios es bueno, y quiere derramar sobre la humanidad su gracia salvadora.
Tú viniste, oh Fiel y Verdadero, a por los perdidos y malhechores;
y quieres sentir el gozo de rescatarlos para la gloria postrera.
Habremos de predicar el Evangelio, oh Cristo,
a los que están por el maligno subyugados.
Y llevados por la verdad del Santo Espíritu,
aborreccan la entenebrecida mazmorra, para ser al fin bienaventurados.
Qué precioso es anunciar tu Palabra, oh Cristo Jesús;
e instar a tiempo y fuera de tiempo, al que nunca advirtió tu presencia.
Porque ser un hijo de luz,
es la mayor excelencia.
La paciencia con el inconverso, oh Señor,
ha de ser el instrumento perfecto.
Porque fundamentarás en el amor,
ganar almas para el cielo.
El ritualismo hipócrita, oh Señor de señores,
no conduce a la salvación.
Sé predicador de sus misericordias y favores,
para tocar al incircunciso el corazón.
Paz de Cristo
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