Oh Cristo, nuestro corazón está siendo sometido a la prueba de tu Palabra,
para descubrir su pensamiento e intención.
El que a Dios ama,
siempre superará toda animadversión.
Jesús, dijo: En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
En la angosta senda,
superado quedó lo inmundo,
que es la letal prueba.
El corazón, oh Señor, es tentado,
para inquirir en su santidad.
Si eres bienaventurado,
no te apartarás de la verdad.
Los que dicen y aman la mentira,
no entrarán en el reino de los cielos.
¿Será qué la obscuridad a veces nos mira,
para vencerla con los bíblicos versículos?
Qué no se enseñoree de ti el pecado;
porque echará raíces en tu irreflexivo corazón.
Ama como a ti mismo a tu hermano,
y el Rey de reyes te revestirá de celestial santificación.
Irreprensibles habremos de ser ante la adversidad,
oh Rey de la gloria.
Porque nos rebosa la esperanza de tus promesas para hollar la eternidad;
y con el galardón de ser salvos, oh Señor de señores, nos coronarás en victoria.
Paz de Cristo
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