Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.
Nuevas son cada mañana; grande es su fidelidad.
De rosas se cubrirán las infértiles tierras.
Y los desiertos rebosarán de inusitada fertilidad.
Del inmundo escarnio fuimos cautivos;
porque nos refugiamos en la obscuridad del maligno.
Pero, oh Cristo, ahora de tu linaje somos hijos;
y discipulos irreprensibles, por tu conmiseración, oh Dios Altísimo.
La Biblia dice: Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.
Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie.
Has de predicar hasta lo último de la tierra el Evangelio de las buenas nuevas,
que del poder de salvación eterna nos concierne.
Oh Cristo Jesús,
lampara es a mis pies tu Palabra, y lumbrera a mi camino.
Porque Tú nos has escogido, somos hijo de luz;
y nos has blindado en tu nombre que es sobre todo nombre, para morar en el cielo santísimo.
Jesús, dijo: Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos, de que vuestros nombres están escritos en los cielos.
Vivifícanos, oh Señor, en la Palabra.
Y con todo el corazón consagraos
al Rey de la gloria, que salvará vuestra alma.
Paz de Cristo
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