¡Cuán grandes son tus obras, oh Jehová! Muy profundos son tus pensamientos.
El hombre necio no sabe, y el insensato no entiende esto.
Y es que, oh Señor, le concerniste la sabiduria a los santos,
para que sean los genuinos heraldos del Evangelio.
Oh Cristo Jesús, Tú creaste la prodigiosa belleza del universo,
y es la prueba irrefutable de tu omnipotencia, omnisciencia y omnipresencia.
La imposibilidad para el irreverente inconverso,
es que pueda creer en tan magnificente excelencia.
De la Sagrada Escritura, oh Señor Jesucristo,
también el hombre fatuo hace desdén.
Y en su oprobio encuentra el tenebroso sitio,
que le impide ver el sobrenatural Edén.
Oh Fiel y Verdadero, la Palabra glosa tu pensamiento eterno;
y por el don de la fe nos ha sido revelado.
Desde antes de la fundación del mundo escogiste al que había de morar en tu reino,
por tener el sello del siervo bienaventurado.
Oh Omnipotente Salvador,
ingente obsolescencia sería no hollar tu bendita gloria.
Pero sabemos que si nos vestimos con el vínculo perfecto del amor,
nos coronarás con el galardón de la eterna victoria.
Paz de Cristo
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