Te purificarás a ti mismo de repente,
al haber caído en la cuenta, que la totalidad del recorrido de tu vida le pertenece a Cristo Jesús.
Así que no cometas el alienante error de seguir siendo irreverente,
con el que es único Dios y Creador del universo y su plenitud.
Nada se sustenta sin tu Palabra,
Oh Rey de la gloria.
Y has de saber que en su santa obediencia,
está la sobrenatural victoria.
En la inventada y retorcida retórica del maligno,
caemos un gran número de veces.
Será que no estamos concernidos en tu sabiduría, oh mi Cristo;
y que nuestros pensamientos siguen obstinados en las cosa más soeces.
¿Tú crees que ya has conocido al Rey de reyes y Señor de señores?
Comienza por la terrible humillación, que sería lavarle los pies a tus hermanos; para
constatar si de verdad eres hacedor de la Palabra.
¿En qué cuántificas la gloriosa morada de tus celestiales bienes?
Si Dios te amó primero, para que consagraras a Él tu alma.
Has de cambiar tu actitud en el nombre del Señor Jesucristo,
y dar, sin recibir nada a cambio, un amor indefectible.
No será, oh Señor, ni con fuerza, ni con ejército; sino con tu Espíritu,
el que me haga ser en tu loor incorruptible.
Paz de Cristo
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