La Biblia dice: Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.
Nadie da sabiduría, sino Cristo Jesús.
Y si sus mandamientos obedeces,
te alumbrará el resplandor de su eterna luz.
Seguros estamos de tu omnisciencia,
oh Señor Jesucristo.
Y hacedores seremos del Sagrado Testamento, con la provisión de excelencia
que nos ofrenda el Santo Espíritu.
Tú, que estás firme,
ten cuidado de no caer.
Tu misericordia, oh Fiel y Verdadero, para siempre es;
y si buscares en santidad su excelso rostro, el día postrero lo podrás ver.
No seáis duros de cerviz,
y que vuestra frente no se torne en bronce.
Porque la obediencia a la Escritura ha de ser nuestro fin.
Y nada nos lo impedirá; porque el que vive en tu Espíritu, oh Señor, es el que vence.
El principio de la sabiduria es el temor de Jehová, dice el texto bíblico;
pero esta bendición, oh Cristo, la derramas sobre el que toma su cruz y te sigue.
Oh Omnipotente Salvador, la fidelidad de tu Palabra, no tiene final ni principio;
y porque creemos que es eterna, se cumplirá hasta la última tilde.
Paz de Cristo
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