Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.
Tu absoluta dependencia del Sumo Creador; no figura en ningún caso, como una alternativa posible.
Y es en tu perfecta existencia donde se substancian,
las Sagradas Escrituras de poder inconmovible.
La Biblia dice: Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
Esta bíblica definición supera todo racionalismo humano.
La eternidad de Dios es per se;
y nada tiene que ver con el precario pensamiento mundano.
Jesús, dijo: Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creido en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
Y en sus santificados discipulos ves,
los que a la verdad han sido consagrados.
La Biblia asevera: Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo.
Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo.
Y es que, el que te da la unción es Cristo,
si crees con fe en su bautismo.
Y también: Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
Y la gloriosa provisión del bienaventurado,
será el postrero galardón eterno .
Paz de Cristo
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