Oh Rey de la gloria, la animadversión del profano,
trata de destruir tu preciosa semilla.
Y, oh mi Cristo, su iniquidad es en vano;
porque siempre prevalecerá sobre la tiniebla el resplador sobrenatural, que desde la eternidad y hasta la eternidad majestuosamente brilla.
El sembrador, de forma inadvertida, echó la semilla junto al camino;
y el padre de mentira, la substrajo con alevosía y nocturnidad.
Y del alma tibia cambió el sino,
siendo sepultada en el Hades, que es contrario a la verdad.
No luchamos contra carne y sangre,
sino contra la reaccionaria potestad espiritual.
De desbordada bondad, oh Cristo Jesús, es tu linaje,
que lucha con denuedo frente al recurrente mal.
La Biblia dice: Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.
Desde Génesis a Apocalipsis, la Sagrada Escritura, inexorablemente se cumplirá.
Y en su magnificencia per se,
a los salvos de su amada Iglesia nos guardará.
Toda entenebrecida perversión de satanás,
será destruida por el poder de la Palabra.
Y con el Santo de Israel en la eternidad vivirás;
si la cosagrada raíz de tu corazón, ha sido al que más ama.
Paz de Cristo
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