Te haré entender, y te enseñaré el camino que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos.
Sé, oh Cristo Jesús, que Tú has dado luz a todas mis encrucijadas.
En apacible bonanza has transformado los tormentos;
qué de tu redil han sido ovejas descarriadas.
De tu Sagrada Palabra, oh Cristo,
has revelado sus profundos misterios a los que a ti hemos clamado.
Y de gracia el Santo Espíritu
nos ha guardado.
Las dificultades que nos asaltan durante nuestra existencia,
no se ven doblegadas con fuerza, ni con ejercito, sino con tu Espíritu, oh Fiel y Verdadero.
Para llegar hasta el fin, habremos de perseverar en la excelencia;
parque sin santidad, no seremos recompensados con la gloria de ver al Señor en el día postrero.
Oh Santo de Israel ,
tus sagradas huellas han de permanecer indelebles en nuestra alma.
Y has de grabarlas en la tabla de tu corazón, con el glorioso cincel
que líneas santas traza.
Sé que el camino es Cristo,
y que sus ojos están sobre mí.
Únicamente la Palabra ha de ser la fuente de mi propósito,
para saciar la sed santa hasta el fin.
Paz de Cristo
No hay comentarios:
Publicar un comentario