Jesús, dijo: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discipulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
En Cristo llegarás a ser un hijo de luz; si te quebrantas a sus pies, con el corazón contrito y humillado.
Y sustentado, oh Señor, por tus sobrenaturales bendiciones,
obedecer fielmente a tu eterno llamado.
La Biblia dice: Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entrego a sí mismo por mí.
El execrable conocimiento mundano no da crédito a estas fervientes palabras.
La fe se constituye en adalid,
de las almas bienaventuradas.
Y también: ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os revelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente.
Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.
A sus siervos instruidos ha enviado el Señor Omnipotente,
para que el Evangelio de la gracia sea predicado desde oriente hasta occidente.
¡Donde está el Espíritu del Señor hay libertad!
¿Quién lo cree?
Y es que, el alma que se ha rendido a la verdad,
exalta con su consagración al autor y consumador de la fe.
Nadie puede blindar su libertad,
sino en Cristo Jesús.
Porque para hollar la eternidad,
necesitamos, oh Señor, la obediencia a tu Sagrada Palabra en toda su plenitud.
Paz de Cristo
No hay comentarios:
Publicar un comentario