Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.
Porque, oh Cristo, Tú auscultas el corazón del hombre;
y darás antes lugar a los perdidos,
que tuvieron verdadera fe en tu nombre.
La senda angosta que transformaste en yugo facil y ligera carga, oh Cristo Jesús,
únicamente es superada con abnegación por las almas consagradas.
Y el eterno resplandor, oh Señor, de tu admirable luz,
de la entenebrecida tiniebla las tendrá guardadas.
En tu voluntad, oh Rey de la gloria,
se sustentan todas las cosas.
Y darás la eterna victoria,
al que vive concernido en tus dádivas grandiosas.
Oh Altísimo Señor,
tu perfecta justicia nadie la puede superar.
Y es que, al exceder de todo conocimiento tu majestuoso amor,
le es imposible al ser humano, tu gloria explicar.
¿Deseas salvar tu alma?
Déjala que discurra por los caminos del Fiel y Verdadero.
Y si has amado como Él ama;
nada te será obstaculo, para poder ver su rostro en el día postrero.
Paz de Cristo
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