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sábado, 18 de julio de 2020

JUAN 1:11-13 EN CRISTO

A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
Despreciable fue el desdén, oh Cristo, de los que te desoyeron;
porque sus pétreos corazones eran incredulos.

Oh Señor Jesús, Tú eres el autor y consumador de la fe.
Un misterio insondable es creer
en lo que no se ve;
pero la máxima opacidad del alma es su obtusa negación del milagro acontecido, después de meridianamente ver.

Porque a tu volutad, oh Alto y Sublime, 
he de estar sometido. 
Y en la gracia por siempre firme,
para preservar en Cristo el espíritu bendecido.

Jesús, dijo: El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de donde viene, ni a donde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.

Excluyente es del Santo Espíritu todo lo carnal. 
Nadie tendrá la potestad de ser hijo del Altisimo Jesucristo, 
si no es de su santísimo linaje celestial.

Dios manifestado en carne es Cristo Jesús, 
y en el misterio de la piedad lo explicita la Palabra. 
Y del mundo es la luz,
para el discípulo que con profunda fe le ama.
                           Paz de Cristo 








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