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lunes, 13 de julio de 2020

JUAN 1:14 EN CRISTO

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
Sí, Jesucristo es la Palabra.
Y la espada es su Espíritu, que hace la gloriosa incisión de eternidad,
en la santa disposición del alma.

La Biblia dice: Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria,y el hijo del hombre, para que lo visites?
Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra.
Lo incotestable es que el ser humano se muestra ambiguo, ante la pureza de tus sagrados mimbres,
¡Oh Rey de la gloria!

Oh Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo, los cielos de los cielos, no te pueden contener.
Y por tu magnificencia, la Palabra anuncia: Que para siempre es tu misericordia.
Tal es tu piedad, oh Señor, si en ti podemos creer;
porque la bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella.

Oh Cordero inmolado, no hubo nunca reprobación en tu boca,
para la redención de todas las inicuas almas.
Y, oh Hijo del Hombre, en manifiesta carne de pecado te hiciste semejanza,
para que el Padre se reconciliara con las abominables ignominias humanas.

Y al imperio de la muerte, oh Omnipotente Redentor, venciste con tu muerte,
para darnos postrera salvación. 
Y el velo del Lugar Santísimo se rasgó en gracia y en verdad eternamente,
para postrarnos, oh Altísimo Salvador,  a tus majestuosos pies, en solemne adoración.
                      Paz de Cristo 












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