¡Tu vida es de Cristo!
Invoca en toda su dimensión el nombre de Jesús.
Porque únicamente en el Santo Espíritu,
se hará manifiesta su admirable luz.
El sometimiento a la Sagrada Palabra,
nos separa de la terrenal insolemnidad.
Y es que, el que a Jesús ama,
hollará la senda de eternidad.
La Biblia dice: Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.
¡El corazón del niño es gloria bendita!
En la inocencia de sus anhelos,
todo precioso momento es una celestial certeza que no se marchita.
Y también: Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.
Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.
Nada está concernido fuera de su voluntad;
porque sus incomparables milagros son la vertiginosa sucesión de infinitos momentos.
Jesús, dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque este muerto vivirá.
Tú, oh Señor, fuiste el primogénito de los muertos resucitado.
Y a las tinieblas vencerá,
el que en el nombre de Jesús sea bienaventurado.
Paz de Cristo
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