Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
Ante la imposibilidad de ser testigo de la Palabra, le es al ser humano toda impostura sobrevenida.
Y es que, al devaluar un tiempo notablemente parco,
glosa su existencia de una fatua conducta indefinida.
Oh Cristo Jesús, tus buenas nuevas de salvación eterna,
inquieren tácitamente en el trascendente devenir de la ociosa humanidad.
Y en un efimero tiempo, buscan desatar del espíritu mundano la idolatría perversa,
que es diametralmente opuesta a la gloriosa eternidad.
La Biblia dice: El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.
Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
En toda circunstancia del hombre, subyace en mayor o menor medida lo isantificado;
porque de nuestra egolatría somos inequívocamemte ávidos.
Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién pues podrá ser salvo?
Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible.
¿Es qué a tal punto ignoro direccionar el espiritual timón, que me aboca irremisiblemente a ser náufrago,
en una pecaminosidad irreversible?
Jesús, dijo; Sed santos, porque yo soy santo.
Para llegar a la estatura del varon perfecto;
no se presta el que se jacta de insensato,
sino el que preserva su santidad sin defecto.
Paz de Cristo
No hay comentarios:
Publicar un comentario