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sábado, 4 de julio de 2020

SALMO 32:1 EN CRISTO

Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.
Ancentral es la atávica perversión.
Oh Cristo Jesús, por tu infinita misericodia nos has exonerado,
de tan entenbrecida maldición.

La obnubilación nos había apartado, oh Sumo Redentor, 
de la celestial transparencia. 
Y, oh Cordero inmolado, tu sacrificio en la cruz del Calvario, conmovió nuestras entrañas hasta sentir la más grandiosa revelación de amor;
en un corazón rendido a la incomparable santidad, de tan majestuosa excelencia.

Del temor de Jehová, 
subyace la convicción de pecado.
Y, oh gran Yo Soy, nadie más te desagradará,
para ser en el nombre de Jesús guardado.

Has de someter del diablo sus maquinaciones, 
al inconmensurable poder de nuestro Altísimo Señor Jesucristo. 
Y serán conversas todas las naciones, 
ante la soberana verdad del Santo Espíritu.

Gracias, oh Santo de Israel, 
por haberte despojado de tu regio trono, el cetro y la corona.
Gracias, oh Padre eterno, por haberte convertido en el siervo de los siervos.
De tu gran piedad, oh Señor, hemos aprendido ahora; 
que al humillarnos con nuestra cruz hasta la muerte, seremos moradores de los sagrados cielos. 
                        Paz de Cristo  





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