Oh Cristo, tus ojos miran con compasión
al ser humano.
Tú pruebas su corazón,
y ni a uno solo dejas de corregir por su pecado.
Fuimos destituidos de la Gloria,
por no hacer el bien.
Y sabemos, oh Señor, que en tu Gracia hay victoria,
para morar en el reposo de la Nueva Jerusalén.
No dejes pasar
el Reino de la Verdad:
activa en Cristo, el don de amar,
y seras elevado a la Eternidad.
Busca al Señor,
que aún puede ser hallado,
para ser en sus Benditas Manos el vaso de amor,
que por el Espíritu Santo ha de ser glorificado.
Insta a tiempo y fuera de tiempo,
con el Evangelio de Jesucristo,
para convertir el abismo, en Firmamento
del Santo Espíritu.
Paz de Cristo
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