Oh Cristo, uniste mis huesos,
formaste mi cuerpo;
y fuimos, por tu simiente Santa, revelados
en el Espíritu de tu aliento.
Si de Gracia recibimos,
da de Gracia;
porque de Cristo nos sentimos,
para dar paz en abundancia.
Oh Señor, en tu Espíritu Santo estamos firmes;
porque de tu gozo es nuestra fortaleza,
y tus Palabras sublimes
dan fe a la espiritual certeza.
La revelación del Nombre es potestad
de Jesús,
que ha querido guardarme en la Eternidad
de su Luz.
Toda buena dádiva
y todo don perfecto desciende de lo alto;
y en su Gracia,
eres bendecido por nuestro Cristo Santo.
Paz de Cristo
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