Oh Cristo, el Evangelio tiene poder,
si nos provees con tu Unción.
Primordial es querer.
Y decir, heme aquí, con el corazón.
Sé valiente,
para anunciar la Verdad.
Y heraldo ferviente,
en la predicación del Rey de reyes, que habíta la Eternidad.
En la senda que se ensancha,
Oh Señor, avistamos a los perdidos.
El maligno tiene las almas en su tenebrosa celda.
Deudores somos de anunciarles las Buenas Nuevas, para que sean bendecidos.
La buena batalla se libra,
en el campo de la evangelización.
Abrid del vallado la puerta,
para hacer converso al petreo corazón.
Guárdanos, oh Salvador, en los Santos vientos,
para ser elevados por el Espiritu de Resurrección.
La Palabra predicada ha de sanar a los inconversos.
Y el Señor de señores, les revelará el Todopoderoso Nombre de su Salvación.
Paz de Cristo
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